El equipo de las madres bolivianas recibió, en la ceremonia de clausura de la XX Donosti Cup, el Premio Unicef a la solidaridad, que fue entregado por Carlos Epalza, presidente del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en el País Vasco, donde se destacaron junto al esfuerzo del DT, Xabier Azkargorta.
Las féminas mostraron el entusiasmo del equipo guaraní, que representó a Bolivia en el Donosti Cup en España, que impactó a la gente, y los medios de comunicación que cubrieron el evento se animaron a darle un lugar de privilegio en España, reportó el blog ellasjueganfutbol.
El periodista español Ander Izaguirre señaló que “las madres bolivianas ganaron 6-0 su primer partido y estallaron de alegría: cantaron en coro, saltaron, hicieron el baile del pollo, el baile de la vinchuca y se abrazaron al profe Azkargorta. Luego perdieron por 12-0 y 11-0, y salieron tristes del campo”. Cuando les tocó jugar frente al equipo catalán de AEM y les marcaron el undécimo gol en un clamoroso fuera de juego, a Azkargorta se lo llevaban los demonios. Era el undécimo y quedaban tres minutos para acabar, pero protestó al árbitro como si le hubieran robado a Bolivia un penalti en la final de la Copa América. El duodécimo, justo después, también lo marcaron en un fuera de juego de libro. Así que las mujeres del Momim, al final del partido, fueron donde el árbitro para pedirle que descontara esos dos últimos goles y dejara el marcador en 10-0. No lo hizo, claro, pero ese detalle de rebeldía le encantó a Azkargorta, que escribió en su Twitter: “Cada día estoy más orgulloso de estas madres y su espíritu, su gran capacidad de lucha y sus ganas de vivir. Han cantado a pesar del resultado”.
Según Izaguirre, las jugadoras nacionales se despidieron de cada una de las jornadas con vítores en favor de las mujeres y las madres, lo que fue apoyado por las rivales ocasionales en las jornadas futbolísticas. “El míster (Azkargorta) tiene una extraordinaria habilidad para saber cuándo comportarse como un Van Gaal, que ha bebido seis redbulls, incluso con sus propias chicas, a las que corrige y abronca durante el partido”, destacó.
“En uno de los encuentros, disputado en Herrera, el profe estaba afónico y puso a su lado a la utilera Karen para que ella gritara sus órdenes. Mientras tanto, una treintena de emigrantes bolivianos afincados en San Sebastián cantaba en la grada: “Azkargorta, Bigotón, te queremos un montón”, agrega en su blog Izaguirre.
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