‘Con hierba artificial, las mujeres ven un panorama de desigualdad’. Con esta frase titulaba el prestigioso New York Times la decisión de la FIFA de que el Mundial femenino de Canadá se celebre sobre césped artificial. Si bien la medida no es ilegal, sí que hay un lógico agravio comparativo.
Las protestas airadas se habían ido sucediendo estos días. Nuestra española más internacional, Vero Boquete, encabeza el núcleo de estas protestas junto a estrellas como la americana Abby Wambach, la alemana Nadine Angerer y la brasileña Fabiana Da Silva.
Los argumentos básicos son tres: que el balón se mueve de forma distinta en hierba artificial, que son más fuertes las lesiones y que no se está aplicando la igualdad de género. De hecho, ya han circulado por las redes sociales diversas imágenes de lesiones escalofriantes, quemaduras en las piernas y rodillas ensangrentadas por caídas y roces en césped artificial, como las de la jugadora danesa Lotta Schelin.
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