Macarena Sánchez es futbolista, sabe los que es ser campeona en Argentina, pero desde el pasado mes de enero se encuentra sin equipo.
Días antes de comenzar la pretemporada para la reanudación del campeonato de primera división del fútbol femenino argentino, la jugadora de 27 años recibió una llamada en la que le notificaron que ya no querían contar con sus servicios.
El entrenador del UAI Urquiza, Germán Portanova, justificó su decisión por motivos futbolísticos, nada más, ni una otra explicación para una jugadora que había formado parte del plantel desde hace siete años y que ha contribuido a la época más gloriosa del club.
Ninguna tiene contrato y ninguna es reconocida como trabajadora"
Sin ir más lejos, fueron campeonas el año pasado y participaron en la Copa Libertadores femenina quedando eliminadas sin perder un partido.
Esta temporada fueron líderes de la fase clasificatoria sin perder un partido y con 62 goles a favor, son favoritas para el octagonal final, pero Sánchez ya no estará más en la cancha.
Como tampoco estará defendiendo los colores de ningún otro equipo durante los próximos seis meses.
"Mi preocupación es que las mujeres futbolistas hoy en día estamos pasando por una situación crítica", le explicó Sánchez a Carolina Barker, del programa BBC Sportshour.
"No somos reconocidas como trabajadoras del deporte y eso hace que nuestros derechos se vulneren", agregó.
"La diferencia es abismal"
Sánchez, oriunda de Santa Fe, dejó su tierra natal a los 20 años para perseguir su sueño de jugar el fútbol.
Llegó a Buenos Aires de la mano del Urquiza y desde entonces salió cuatro veces campeona.
Pero nunca firmó un contrato profesional y lo único que recibía a cambio eran unos viáticos al mes equivalentes a US$10.
Gracias a eso ella formaba parte del grupo de privilegiadas. Muchas otras, la mayoría, no reciben nada por jugar.
"Ninguna tiene contrato y ninguna es reconocida como trabajadora. Te echan en cualquier momento sin indemnización y sin nada".
"Fui a ver el partido de fútbol femenino entre Racing y River. En el PT la arbitra detuvo el juego porque, a un costado de la cancha (del lado de afuera), había un cartel que decía: FÚTBOL FEMENINO PROFESIONAL. Hizo retirar el cartel y en el entretiempo LA POLICIA se lo llevó", contó Macarena Sánchez en su cuenta de Twitter.
Sánchez reclama que eso pasa por el estado amateur en el que se encuentra el fútbol femenino argentino y que es necesario que se profesionalice una categoría que se mantiene a años luz del fútbol masculino.
Sin ir más lejos, cita las diferencias en el Urquiza, donde el equipo de hombres que juega en la tercera división tiene más beneficios que el combinado femenino campeón de Argentina.
"La diferencia es abismal en Argentina con respecto al fútbol de hombres", le dijo a la BBC.
La jugadora visitó a la expresidente de Argentina, Cristina Kirchner.
"Y hay cosas muchas más preocupantes que las mías, como por ejemplo que las chicas se lesionan y no tienen obra social que les cubran las operaciones".
"Entonces se las tienen que pagar ellas mismas. Muchas veces tienen que cubrir los gastos que deberían ser cubiertos por el club como debería ser una ambulancia, un médico y muchas veces les toca a las mismas jugadoras porque los clubes no cubren esos gastos".
Repercusión
La situación de Sánchez y su reclamo han tenido repercusión más allá de Argentina.
De hecho, en otros países, como Colombia, se viven casos parecidos con jugadoras que también están alzando la voz para exigir un trato más justo al fútbol femenino.
Dos de ellas, Melissa Ortíz e Isabella Echeverri, lanzaron una campaña para denunciar las precarias condiciones que tienen que afrontar las futbolistas para practicar el deporte que les apasiona.
"Esto lo hacemos para las generaciones que vienen, queremos transparencia y la buscamos a través de la honestidad. Lo hacemos para futuras generaciones", aseguran ambas en un mensaje conjunto que ha impulsado a otras jugadoras a hablar bajo la etiqueta #menosmiedomásfútbol de lo que ocurría en el interior de la selección colombiana.
Esta realidad es la que Sánchez busca cambiar, consciente que puede tener consecuencias y no solo para su carrera.
"Obvio es lo que más miedo me da en este momento, además de las amenazas que recibí", le dijo a la BBC sobre los mensajes que ha recibido por sus redes sociales y que fueron repudiadas por el senado argentino.
El fútbol será feminista, disidente y profesional"
La jugadora inició lo que en Argentina se llama una intimación extrajudicial, que es un primer paso legal en el que se da a conocer el reclamo de la parte afectada de que se regularice su situación y en caso de no resolverse, podría terminar en un juicio.
"Desde el primer momento supe que mi carrera deportiva estaba en juego ya que es la primera vez en la historia de Argentina que una mujer inicia acciones legales a la AFA y a uno de los clubes más poderosos del país".
"Yo lo tengo claro, lo sé, y es probable que ningún club a partir de esto me quiera y ese es un riesgo que estoy dispuesta a correr porque es por un bien colectivo", aseguró.
La otra cara
Desde el club confían en que no hay argumentos para llegar a esa instancia y que el reclamo de Sánchez por un fútbol profesional femenino "seguramente va a pasar" como está sucediendo en muchas partes del mundo.
Sin embargo, para Ricardo Pinela, vicepresidente del UAI Urquiza, se trata de "algo complejo".
Pinela no solo forma parte del club involucrado en la intimación de Sánchez, sino que también fue durante año y medio presidente de la Comisión de Fútbol Femenino de la AFA, cargo al que renunció hace un mes coincidiendo con el reclamo de la jugadora.
En conversación con BBC Mundo, el dirigente quiso aclarar que la futbolista sigue perteneciendo al club dado que todavía no ha solicitado la libertad de su ficha.
"El técnico le comentó que no la tenía en sus planes, no para que se fuera del club, sino para que supiera cuáles eras las prioridades para él".
"A partir de allí, para que pudiera decidir si quería continuar o buscar otra posibilidad donde tenga más chance de tener participación en los partidos", explicó.
Pinela agregó que la participación y rendimiento de Sánchez en el equipo había caído en los últimos años hasta ser considerada la sexta delantera del plantel, por detrás de jugadoras que forman parte de la selección nacional.
"Era una decisión deportiva, pero más allá que sea por una decisión o por otra el hecho es que me quedo sin jugar hasta mitad del año", lamentó la futbolista y reconocida activista en favor de los derechos de la mujer.
Ella asegura que no podía cambiar de equipo, si bien la liga registró algunos traspasos antes de que se reanudara el campeonato este año.
Como los hombres
Sea cual sea la resolución de su caso, Sánchez es consciente que el movimiento que ella está impulsando tiene un fin mucho más grande e importante.
"Sacrifico mi carrera porque sé que es una lucha que vale la pena y que en un futuro muchas chicas ojalá puedan disfrutar de poder ser profesionales y vivir de esto".
"Yo lo sufrí desde siempre, que mis derechos se vulneren y pongo en juego eso, obviamente es doloroso para mí saber que tal vez no puedo jugar acá, pero creo que es más importante que el derecho de las demás jugadoras no sean vulnerados".
"Necesitamos que la federación argentina nos escuche, hace más de 90 años que el fútbol de hombres es profesional", agregó.
"Ahora estamos pasando por el mismo proceso que pasaron los hombres en ese momento, de muchas luchas para llegar a ser tomados como trabajadores y nosotras también merecemos ese derecho y querer trabajar en esto", exige la jugadora.
Pinela dice que ese momento va a llegar.
La pregunta es cuándo, o por qué bajo su tutela o en las nueve décadas desde que se profesionalizó el fútbol masculino nunca se han dado las condiciones o la voluntad para que ya hubiera pasado.
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