viernes, 27 de junio de 2014

En Brasil, el fútbol genera prejuicios contra las futbolistas. Aún es machista



Brasil, el país del fútbol, no trata igual a los hombres y a las mujeres: ellos son grandes estrellas mundiales, pero las jugadoras luchan por derribar prejuicios y abrirse camino en el deporte rey. Pelé, Zico, Ronaldo, Cafú, Neymar: varias décadas de juego y varias generaciones que dan cuenta de la supremacía de los hombres sobre el gramado.

“Es muy difícil para una mujer dedicarse al fútbol. Faltan recursos, falta apoyo, falta profesionalismo. Además, hay prejuicios”, cuenta Jéssica Spinola, una brasileña de 26 años, bicampeona mundial de fútbol de salón. Pero el interés ha crecido y ya hay más de 5.000 mujeres jugando en campeonatos de fútbol en todo el territorio, sin embargo, el país no considera esta actividad como profesional.

Spinola, junto al administrador y entrenador deportivo Juneo Videira, crearon hace dos años la Organización no Gubernamental J12, que funciona en un viejo y frío galpón en la zona sur de Sao Paulo. Ahí, a pocos metros de una favela, 40 niñas y jóvenes a partir de diez años de edad aprenden a jugar al fútbol tres veces por semana, algunas de ellas con ganas de dedicar su vida a este deporte.

“Esto no es solo para jugar. Es para sacarlas de la calle y mostrarles que el deporte puede cambiar sus vidas, que tienen que estudiar, dedicarse”, comenta Spinola. La ONG supervisa el rendimiento escolar de las muchachas, todas habitantes de la favela, llamada Rosinha. “El fútbol es un mundo muy machista. Es una pasión nacional, pero solo para los hombres”, dice la jugadora, conocida como ‘Jessiquinha’.

Es mañana de viernes y el frío del invierno paulista se cuela en el galpón, donde una decena de chicas corre detrás de la pelota en la escuela donde se da los primeros pasos en pos de llegar a los clubes.

Los datos

¿Machista?

La ONG J12 sostiene que el fútbol masculino es el que más privilegios tiene en el país del fútbol. A pesar de ello, las mujeres quieren ganarse un lugar.

Figura

En damas, la brasileña Marta es la figura más conocida en un ambiente donde varios varones son considerados ídolos.

La Copa Mundial de damas no genera el mismo interés

AFP

Las niñas de la escuela quieren que algún día la Copa Mundial Femenina tenga la misma importancia que la que estos días se juega en su país. La próxima edición de ese torneo para mujeres será en 2015 en Canadá, con 24 selecciones. La edición de Alemania 2011 tuvo 16.

“La gente cree que porque a una le gusta el fútbol es ‘marimacha’, pero nada que ver”, dice convencida Vitoria Santana, de 12 años, otra de las niñas de la ONG J12. “Se burlaban de mí, sufrí mucho. Pero ahora menos mal que eso está cambiando”, considera Thais Moraes, de 22 años, una aficionada que asiste al galpón para jugar con las chicas mayores de la escuela.

La brasileña Marta ha sido elegida cinco veces la mejor jugadora del mundo. Conocida como la “Pelé con faldas”, dijo en una reciente entrevista que espera “que haya varias mujeres que sean referencias en el fútbol femenino para las jóvenes”.

Y en pleno Mundial, las futbolistas enviaron a la presidenta Dilma Rousseff una petición virtual para mejorar su situación. “Las jugadoras no son consideradas profesionales y no tienen ningún derecho, ni laboral ni social”, explicó Pedro Prata, director de Comunicación de Change.org en Brasil, la mayor plataforma de peticiones virtuales del mundo.

En otras partes de esta metrópoli, como en la zona este, cerca del estadio mundialista Arena Corinthians, un proyecto de los centros de formación Sesc y el Consulado de Estados Unidos creó una escuela de fútbol para muchachas de entre 13 y 15 años.

“A mi papá no le gusta mucho que yo venga para acá, él quiere que yo vaya a las clases de ballet. Pero yo prefiero venir a jugar fútbol”, cuenta Ana Julia de Souza, de 12 años. Esta niña manifiesta que sus jugadores favoritos de la seleçao son el zaguero David Luiz, el lateral derecho Marcelo y el delantero Hulk. Sigue el Mundial y quiere que Brasil logre su hexacampeonato, pero no tiene referencias femeninas en el deporte que adora. Ella es hija de una familia pobre, con un padre que sostiene el hogar con trabajos informales.

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